DISTANCIA: 19,8 Km. Lineal y
Circular Tiempo: 26 horas y media
Antes de nada, advertir que para
la realización de esta actividad es necesario obtener permiso del P.N. Los
Alcornocales. Así que una vez conseguido, cuatro miembros de nuestro Club
Al-Sendero, este fin de semana hemos realizado una de las rutas más
sorprendentes de las muchas que se pueden efectuar en el P.N. de los
Alcornocales y además hemos vivaqueado en una zona de una gran belleza. Una
experiencia mucho más cercana y enriquecedora de lo que muchos ni siquiera se
pueden imaginar.
Nos hemos trasladado a la
localidad de Alcalá de los Gazules por la A-381 y en la salida 54 accedimos a
la vía de servicio, giramos a la derecha y después de unos 3,5 Km., nos
encontramos en la entrada del carril ciclo turista Peguera-Picacho. Plantas
trepadoras de hiedras y parras recubren los troncos de muchos árboles, la
humedad, el agua del arroyo y la inmensa sombra permiten que Alisos e incluso
Quejigos den a la ruta un sorprendente aspecto. La pista en suave pendiente nos
conduce hasta el Puerto del Membrillo, después de pasar por las viviendas del
Puerto de la Suela. Hoy también tenemos que transportar todo lo necesario para
nuestra acampada nocturna, así que lo mejor es parar más a menudo y disfrutar
de tan bellos paisajes.
Giramos a la izquierda y a partir
de este momento caminamos por una estrecha senda, permitiéndonos adentrarnos de
nuevo por un bosque de Alcornoques salpicado de bellos Quejigos. Saltamos una
angarilla y llegamos a la zona donde vamos a realizar nuestro vivac, cosa que
tenemos que hacer pronto, pues empieza a llover y presagiamos que vamos a tener
una tarde “metidita en agua”. Una vez establecidos nos pegamos una caminata de
dos horas para reconocer mejor una parte de la que nos habían hablado. Ante tan
bellos enclaves no hay ninguna sensación parecida. Sensaciones que alguna vez
hay que experimentar ya que merece la pena. Abrigados bajo nuestro vivac
continuamos la tarde, entre risas y algún que otro juego, pronto la cena con un
caldo caliente y algún que otro embutido. Tan solo se escucha algún crujir de
ramas en la lejanía y algún mochuelo que nos acompaña durante horas, a las
23,00 h. ha dejado de llover pero aprieta el frío, la última vez que miro el
termómetro tiene 7º, instantáneamente nos metemos en nuestro saco y hasta el
amanecer.
Son las seis de la mañana y
salgo, hace un frio que cala hasta los huesos el termómetro no llega a 2º. A
las ocho nos tomamos nuestro cafelito y empezamos a recoger. Proseguimos
nuestro camino, bellos paisajes nos van sorprendiendo a cada paso, frente a
nosotros el Cancho de la Alcoba, paramos a reponer agua en la fuente Albina de
la Oliva y continuamos por la pista, llegamos a una encrucijada de caminos, el
nuestro el de retorno nos situa en las laderas del cerro La Cantarera, que nos
acompaña hasta cruzar algún arroyo.
Creo que jamás estos Quejigos y
Alcornoques habían recibido tantas galanterías por parte de senderista alguno.
Pronto de nuevo en el Puerto del Membrillo ensimismados de tanta belleza, continuamos
por la suave pendiente hasta la salida del carril donde habíamos dejado
aparcado nuestro coche ayer mismo. Una experiencia que con frio, lluvia y
cansancio ha merecido tanto la pena que estamos dispuestos a repetirla en
cuanto podamos.
La experiencia en el blog de Carlos y Petra AQUI
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